La aplicación de las TIC en los museos no debe circunscribirse solo al espacio de exposición. La tecnología debe salir fuera y ayudar al ciudadano a descubrir el patrimonio. Si en la anterior entrada hablé de algunas ideas que ya están en marcha para mejorar la gestión interna del MAM, esta vez quiero dar algunos otros ejemplos para comunicar al visitante con el exterior y facilitar el acceso a información selectiva.
Por citar uno de los ejemplos punteros en la actualidad hablaré de los códigos QR. Son una herramienta de almacenamiento de datos de código abierto, totalmente gratuitas con todas las ventajas que ello implica. Permite una lectura rápida de información dando acceso al usuario a un enlace web que puede conducir a contenido de todo tipo. La proliferación de los smartphones hace que parte de la tecnología la ponga el usuario, reduciendo la inversión de capital al mínimo, ya que los códigos pueden generarse además de forma gratuita. De esta forma se puede, por ejemplo, ampliar la información de un cartel descriptivo enlazándolo con recursos en red, permitir a un viandante tener acceso a una audioguía de forma automática, a planos del recurso patrimonial en cuestión, etc.
Las APP o aplicaciones han sido ya muy explotadas en algunos campos, pero en el patrimonio es aún muy aprovechable. Una opción interesante sería crear una APP que marcara diferentes rutas por la ciudad y alrededores, dividiendo por épocas y mostrando fotos de algunos de los restos repartidos por los distintos museos municipales de la Región de Murcia. De este modo cualquiera tendría acceso a la información de forma rápida, sin necesidad de acudir a la oficina de turismo o al museo, que pueden estar cerrados los días de mayor afluencia de turistas.
Este tipo de proyecto es perfectamente combinable con aplicaciones de realidad aumentada, el límite está en la imaginación de cada uno y en las ganas que tengamos de emprender y colaborar con especialistas de otras disciplinas (Turismo, Informática, Historia del Arte…). Aunque algunos se empeñen en negarlo, ¡el futuro nos pertenece!